Poesía de Clara

Pasaba la medianoche cuando agarrada a esa ventana de sueños de niña divertida, miraba la luna fría bostezando, bostezando... Sus manos de muñequita tan dulces como frágiles, tocaban el aire espeso que tanto respiraba, su boca de madrugadas o quizá también...

Era de noche y las almas brotaban de la tierra. Dos pájaros dormidos asomaban sus picos y la luna me arropaba con su cuerpo aún desnudo. Miré al suelo desteñida, como si fuera a tragarme entera y el mundo agonizara por mi boca. No fue un sueño, todavía...

Quería despertar esa mañana y sentirse parte del viento... Miró hacia la ventana con los mismos ojos, sin las mismas manos, con la cara descolorida pidiendo un beso, aunque fuera en la frente, pero no recibió una palabra de mimo. Aquella mañana, la desmimada,...

(Montaje fotográfico realizado por Verónica Sanchez) En un tiempo inerte como éste de frases incompletas presumiendo ser hierba buena que brota única en esta calle de fraude. Beso con beso, sin un latido cierto que leer entre líneas, así se suman las...

Se pierde el beso entre jaspeados grises y jaspeados negros. Se esfuma desdichado entre la brisa blanca de un recuerdo. Ya no tiene ganas de vivir y, yaciendo escueto entre las brasas de un silencio, apaga sus horas cosidas tibiamente para morir despacio...

Se rompe el hambre en mi pecho. No sabría decir que no a este caos que empezó con un beso y acaba derrocado en primera fila. La mañana se afila y un desierto rojo de nombre miedo me señala con el dedo creyendo ser marinero en un barco de piedras preciosas....

Se extiende una malla de pétalos verdes recién llorados y arriba en la Tierra se cierne el silencio sin ser aún tocado. Muere el cisma de la ausencia rota por doquier por las cuatro esquinas negras y eso ya indica el punto de partida cayéndose hacia arriba,...

El mundo al revés. Éramos extraños de esfinge sin nada que temer, pero temiendo. Momificados, caminábamos hacia un final insospechado. El cuerpo se deshacía por momentos, como los granos de arena que caen lentamente hasta desaparecer de nuestros dedos....

Suben las letras, bajan y vuelven a subir, las letras en el río por verme sobrevivir. Caen las lágrimas y éstas ya no ascienden. Recuerdos de cristal que me crispan adyacentes. Reniegos de madrugada, de noche o de mañana. Se rompen las palabras, las negras...

Sangran las manos porque la vida te quitó lo necesario. ¡Perrito piloto y otra muñeca chochona! ¿Qué se habrá creído el presi que me ha robado la ropa interior? Tendré que seguir fingiendo que la llevo. Suena la sintonía: ¡Favor, sálvame...! Y en vez...